Tu síndrome de la impostora afecta a tu negocio estético
¿Sientes que muchos de los cursos de estética y belleza que te interesan se salen de tu presupuesto? ¿Que son excesivamente caros? ¿Que realmente no merece la pena hacer ese tipo de gasto? ¿Que no es para ti? ¡Sufres del síndrome de la impostora!
Permíteme decirte que si la formación tiene un nivel académico avanzado, contrastado, acreditado y validado, te equivocas eliminándola de tu lista de deseos. Para empezar, el primero de los errores reside en ver la formación como un GASTO. ¿A caso nutrir tu centro de belleza o carrera profesional de conocimiento no es más bien una INVERSIÓN? ¡Menudo poder tienen las palabras!
Un ejemplo rápido lo encontramos en la rápida amortización y rentabilidad que te puede aportar un buen curso académico estético como es el método Sculptonic. Teniendo en cuenta que con la sola venta de un bono de 10 sesiones de esta técnica a una de tus clientas ya cubres perfectamente el coste del curso, ¿cuánto de grande es el riesgo que corres? Te respondo: ¡Diminuto!
Entonces, ¿qué me pasa?
Como bien caracteriza a mi escuela 5 Senses Academy y su filosofía Dualsense, no puedo dejar de lado el origen emocional que desencadena esta visión pesimista laboral en ti. ¡Alucinarás con lo que te voy a explicar ahora sobre ti!
La manera en la que ves las inversiones económicas de tu negocio van de la mano con la relación que tienes con el dinero y el sentimiento de carencia del mismo. Sin embargo, esta sensación que te hace sentir vulnerable no se define a partir de números, más bien nace de la confianza y fe que depositas en tu trabajo y capacidades. ¿Te admiras? ¿Eres consciente del valor que aportas al mundo? ¿Te apasiona la manera en la que llenas tus días y los momentos de aquellos clientes que confían en ti? ¿Te da miedo esa confianza que depositan en ti? Tranquila, si lo has sentido alguna vez, es normal.
Cuando dudas de tu poder das poder a tu duda. Y te come. Hay algunos indicios para detectar si estás sufriendo de Síndrome del Impostor y así atacar el problema. Así, podrás vencer estas barreras mentales que te impiden avanzar en tu desarrollo profesional y mostrar todo aquello de lo que eres capaz.
Bienvenida a la era del síndrome de la impostora…
Puede ser definido como un trastorno psicológico que se expresa en el miedo que puedes sentir a ser descubierta como un fraude, asociado al hecho de que te siente incompetente. Este síndrome no está reconocido como una patología psiquiátrica que pueda ser diagnosticable, aunque se han realizado diversos estudios que han caracterizado este trastorno.
Las personas que sufren de este síndrome no creen en sus propias competencias aunque muestren de forma objetiva sus logros profesionales. Por tanto, no sienten que merecen el éxito obtenido y tienen el temor constante de que las otras van a descubrir que no son tan inteligentes como aparentan ser. A su vez, muestran temor a seguir avanzando y creciendo en el ámbito laboral a través de formaciones, por ejemplo.
Este síndrome fue descrito por primera vez en 1978 y durante un tiempo se consideró que solo afectaba a las mujeres. No obstante, hoy se considera que un 70% de las personas han sufrido de este trastorno en algún momento de su vida profesional.
Asimismo, es cierto que los hombres son un 18% menos propensos a tener estos sentimientos de sentirse un fraude que las mujeres. Amigas, en el sector estético el 90% de negocios lo lideran mujeres. ¡Basta de sentir que no llegamos!

¿Cómo sé si sufro síndrome de la impostora?
Antes de entrar en conocer cómo te afecta el síndrome del impostor, es importante que seas capaz de reconocer si lo sufres. Para esto, lo primero es tratar de determinar si tienes sentimientos de que no eres suficiente a pesar de los éxitos que obtienes.
Entre algunos de los pensamientos que son recurrentes en una persona que padece el síndrome del impostor, destacan:
1. No puedo fallar: la persona siente que si fracasa será descubierta por sus compañeros, quienes se darán cuenta de que no tiene las capacidades necesarias para el trabajo que hace. Es una necesidad constante de perfeccionismo, que no le permite disfrutar de su éxito.
2. Todo depende de la suerte o el azar: se considera que los éxitos alcanzados no son fruto del esfuerzo realizado, sino de factores externos que la persona no controla.
3. Soy una persona falsa: tienes la sensación constante que no te mereces los elogios que te dan tus jefes o compañeros de trabajo. Por tanto, no mereces ese ascenso o liderar el proyecto que posiblemente tú diseñaste.
4. El éxito no tiene importancia: estas personas tienden a no valorar los logros que han alcanzado, ya que consideran que no lo merecen. Este éxito es producto de su engaño a otros, la suerte o cualquier otro factor externo que no es controlado por ellos mismos.
En el sector estético, muchas veces cuando tienes el síndrome de la impostora, no tienes el valor de luchar por un mejor precio a tus servicios o condiciones laborales, por lo que muchas veces acabas “regalando” tu trabajo o cobrando menos de lo que deberías teniendo en cuenta el valor que aportas. A veces incluso, puede que tiendas a procrastinar: “Ya haré más adelante esta formación…”, ¿te suena? Se refleja el miedo al nuevo reto, a no ser capaz de abordarlo, a que finalmente se confirme que no eres suficiente; que eres una impostora.
¿Cómo mando a pasear el síndrome de la impostora?
Empodérate. Atiéndete. Invierte en ti y en tu proyecto. Confía. Sana. Te dejamos algunos tips:
1. Deja de sentir miedo al fracaso. Te has arriesgado en tu pensamiento, ya tienes mucho camino recorrido.
2. No niegues tus capacidades o le restes importancia a los elogios que lo demás sienten hacia ti. Deja de sentir culpa por el éxito.
3. Replantea tus pensamientos. Nuestros pensamientos son muy poderosos. La actitud con la que encaramos al mundo tiene el poder de moldear nuestra realidad, tanto de manera positiva como negativa. Si a menudo tu voz interior es negativa, comienza a monitorearla y modifícala en la medida de lo posible. Esta técnica no dará resultados inmediatos, pero con el tiempo, te ayudará a abordar situaciones de una manera más positiva y prevenir el síndrome del impostor. Hay que ver los retos como retos, no como limitaciones y, sobretodo ¡no congelarse!
¿Cuántas mujeres emprendedoras realmente se ven completamente paralizadas por su propia cabeza? ¿Cuántas personas con un enorme talento simplemente no pudieron dejar de sentirse fraudes y no avanzaron a seguir nutriendo su conocimiento? Hoy espero haber roto esta dinámica en ti y que decidas poner acción y callar al síndrome de la impostora. Hoy dejas de ser una impostora. Hoy empiezas a ser tú.



